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La acusación de Dios contra los malvados

¡Vengan, naciones enemigas! ¡Vengan a destruir a mi pueblo! 10 Porque sus líderes son unos incapaces. No se dan cuenta del peligro en el que está mi pueblo. Más bien se pasan la vida durmiendo y soñando. 11 Son codiciosos como perros, jamás se satisfacen; son pastores insensatos a quienes sólo preocupa su propio interés, procurando obtener cuanto más pueden, no importándoles el origen.

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